
El Ambiente, la Gracia, la Actitud en las Relaciones
El ambiente apropiado para hacer discípulos comienza con una correcta actitud en nuestras relaciones personales. Esto tiene que ver, entre otras cosas, con considerar a los demás como superiores, manteniendo humildad unos con otros.
«antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.» (Fil 2.3-4)
Veamos brevemente algo más sobre esta gracia que debe permanecer entre nosotros, cual es la actitud correcta en las relaciones. Y en esto también Cristo nos dejó ejemplo, sobre todo de humildad, perdonándonos nuestras ofensas.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.» (Col 3.12-17)
Esta es la gracia que debe perdurar entre los hermanos en relaciones firmes y definidas para la edificación de los unos a los otros. Hay un cuidado y ayudad mutua entre las coyunturas (Ef 4.16), a través de la oración y la palabra.
«Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras» (He 10.24)
La Actitud de Cristo
La actitud que debemos tener en nuestras relaciones, es la misma actitud de Cristo en Filipenses 2:2-8
«completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»
- Unidad: ser uno con mi hermano (v. 2).
- Sujeción: se sujetó al Padre aun siendo igual a Él.
- Actitud de siervo, no de señor (v.7).
- Humildad. (vv. 3, 8).
- Amor sacrificial, no egoísmo. (vv.4, 8)
Finalmente el Espíritu Santo nos exhorta a que busquemos la unidad perfecta aún al punto de hablar una misma cosa.
«Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.» (1Co 1:10)

Temas relacionados
- Relaciones firmes Definidas
- Sujeción Mutua
- La Actitud Correcta en las Relaciones
- Relaciones Firmes: el medio para Hacer Discípulos
- Los Unos a los Otros
- Comunión
.