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Relaciones y funcionalidad en el cuerpo

«Relaciones y funcionalidad en el cuerpo", es la primera de dos partes de una charla que llamamos de la misma manera que el título de esta entrada; cuya segunda parte es "Nuestra responsabilidad en la iglesia«.


«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.» (Ef 4.11-16)

Efesios capítulo cuatro habla acerca de la estrategia de Dios para la iglesia. Hay mucha riqueza en este pasaje. Hagamos un repaso rápido.

Función de los ministerios

Empieza diciendo que Dios estableció algunos ministerios, personas con algunos dones que Él repartió, para que estos tengan una función específica dentro de la iglesia. Estos ministerios son: «apóstoles, evangelistas, profetas, pastores y maestros» (Vs. 11). Dios los puso «a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio» (Vs. 12). La función básica y fundamental de estos ministerios es perfeccionar a los santos. Esto, básicamente es equipar, ordenar, es darle todo lo que necesitan los santos, para que los santos hagan la obra del ministerio. Los santos son todos aquellos que hemos nacido de nuevo, según lo que Dios dice en las Escrituras. 

¿Quienes hacen la obra del ministerio?

Entonces la obra de Dios no la hacen unos pocos, la hacen todos los hijos de Dios. Todos los que han nacido de nuevo tienen la obligación, tienen la responsabilidad de hacer la obra de Dios. Es la misión que él estableció, por ejemplo: Mateo 28.19 «id, y haced discípulo a todas las naciones».

¿Quién edifica la iglesia?

En este pasaje vemos también que parte de la obra es la edificación de la iglesia. Mucho se ha pensado o hemos creído, que la iglesia es edificada por los pastores y por los ministerios, pero en realidad la iglesia la edifica Cristo. El dijo: «yo edificaré mi iglesia» (Mt 16.18). Él edifica la iglesia. Y la forma, el método, por decirlo de alguna manera, que Él estableció para edificar la iglesia es a través de todos los santos. Todos los hijos de Dios, funcionando edifican la iglesia.

No es cosa de unos pocos ministerios o de unas pocas personas dentro de la iglesia. La función de los ministerios es edificar a los santos, es preparar, es capacitar, ordenar. Ordenarlos en funciones y ordenarlos en relaciones. Es crear el ambiente adecuado para que cada uno pueda conocer sus dones y darles oportunidades para que funcionen dentro de lo que Dios estableció.  De esta manera todos los santos funcionando permiten que Cristo edifique su iglesia.

¿Hasta dónde tiene que llegar este crecimiento?

«hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Vs. 13). 

O sea que la meta a alcanzar entre todos, es poder llegar juntos como una sola persona, como Iglesia, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. No menos que esto. Esta es la meta, a la cual nos dirigimos, «para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina» (Vs. 14), que andan dando vueltas y mayormente en este tiempo. Sigue el versículo 15: «sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo». Debemos crecer en todo en Cristo. 

«de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.» (Vs. 16)

Relacionados por coyunturas

Relaciones y funcionalidad en el cuerpo

Todo el cuerpo está y debe estar bien concertado y unido por todas la coyunturas. Como el cuerpo humano, el cuerpo de Cristo está unido por coyunturas. «son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.» (1 Co 12.20), unido por coyunturas. Lo dice aquí en Efesios y también lo dice en Colosenses 2.19. Estas coyunturas ofrecen la unidad, la relación entre un miembro y otro. Una coyuntura hace que estén unidos cada uno de los miembros. La relación entre un miembro y otro, eso es una coyuntura. Entonces dice que «todo el cuerpo bien concertado y unidos entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente». Estos miembros se ayudan el uno al otro, estás coyunturas se ayudan la una a la otra, «según la actividad propia de cada miembro», de esta manera entonces por consecuencia recibe el crecimiento para ir edificándose en amor. 

¿Cómo es edificado el cuerpo?

Lo damos vuelta y lo decimos de otra manera: ¿Cómo recibe el crecimiento el cuerpo? ¿Cómo es edificado el cuerpo de Cristo? Es a través de  las relaciones. No es a través de sermones, o predicaciones, o estudios bíblicos. Es a través de las relaciones que el cuerpo es edificado.

Pero ¿qué tipo de relaciones? Relaciones firmes, fuertes, que no se pueden separar. Por ejemplo, hay «relaciones temporales» que se separan (si junto una mano con un pie). Pero donde hay una coyuntura esa relación no se puede separar. Aquí hay una relación firme, fuerte, que no se separa. Aquí hay dos miembros muy bien unidos por esta coyuntura. Entonces ese es el tipo de relación que tiene que haber en el cuerpo.

Cuando hay estas relaciones, esta unidad en el cuerpo y cada miembro funcionando, todos los miembros funcionando, de esta manera se ayudan mutuamente. No es que el pastor o el líder ayuda a todos los demás, sino que cada miembro ayuda otro miembro, a aquel con el cual está bien firmemente relacionado y de esta manera van creciendo. Crecen juntos cada relación de coyunturas. De esta manera todo el cuerpo va creciendo juntos en una unidad. Para esto tiene que haber relaciones fuertes, firmes y claras. Cada uno sabe con quién está relacionado.

Todos funcionando

Segundo, tiene que haber funcionalidad. Todos los miembros tienen que estar funcionando. Nadie puede estar pasivo u ocioso. Nadie puede declararse en huelga o en paro. Si un miembro no funciona tenemos una enfermedad en el cuerpo. Siempre hemos puesto el ejemplo del dedo pequeño del pie, si lo cortamos ese miembro por más pequeñito que sea, esa persona que le falta ese dedo pequeñito del pie va a cojear, va andar cojo porque le falta un miembro que parece pequeño. ¿Podemos decir que no pasa nada porque tiene otros dedos ahí más grandes y más importantes? Pues no, es importante ese dedo pequeñito.

Entonces como miembros del cuerpo de Cristo tenemos una responsabilidad delante de Dios. No solamente una responsabilidad personal para edificar nuestras propias vidas para ir creciendo a la imagen de Cristo, sino que también tenemos una responsabilidad en el cuerpo, debemos realizar la obra de Dios. Cuando mencionamos el “sacerdocio de todos los creyentes” se refiere a esto, donde todos los discípulos están funcionando en su función sacerdotal y esto es parte, estar relacionados unidos, funcionando y ayudándonos mutuamente.

Somos un cuerpo

Necesitamos comprender esta importancia. La iglesia no es una organización, Iglesia es un organismo vivo. La iglesia es una persona. 

Efesios dice que debemos crecer «hasta que todo lleguemos… a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Vs. 13).

Cada miembro tiene una función diferente 

La iglesia es una persona que tiene a Cristo como su cabeza. Y nosotros somos sus miembros y cada miembro con una función. Entonces necesitamos comprender que somos un cuerpo, no es que parecemos un cuerpo, no es que la iglesia es como si fuera un cuerpo, la iglesia es el cuerpo de Cristo. Jesús es la cabeza y nosotros los miembros y cada miembro tiene una función diferente.

Tenemos una primera responsabilidad de poder descubrir qué miembro del cuerpo soy, que tipo de miembro. ¿Soy mano? ¿Soy pie? ¿Soy ojo? ¿Soy boca? oído? ¿Qué miembro del cuerpo soy? Y de esa manera saber cuál es mi función dentro del cuerpo. Hay algunas funciones que Dios estableció para todos de igual manera: la comisión que nos dejó de ir y hacer discípulos a todas las naciones, es para todos. La forma en que vamos a cumplir la misión, va a variar de acuerdo a las funciones de cada uno, de acuerdo a los dones que Dios ha dado a cada uno. La misión es la misma, la forma de cumplirla va a variar entre unos y otros. No significa que todos estemos haciendo lo mismo, todos repitiendo el mismo modelo. Hay una misma misión pero distintas formas de poder ser útil a esa misión.

Discapacidad en el cuerpo

Entonces en primer lugar debemos comprender esta importancia. Deberíamos pedir al Señor que nos revele esto por su Espíritu Santo, que nos hable más, cómo es esto de que somos un cuerpo. Y cómo es esto de que si yo no funciono en lo que Dios estableció que yo funcione, estoy de alguna manera provocando una discapacidad en el cuerpo.

Un pequeño miembro que no funcione trae discapacidad en el cuerpo, trae enfermedad al cuerpo. Entonces necesitamos por el amor del Señor poder funcionar, poder saber cuál es mi función en el cuerpo. Necesitamos por amor a la iglesia, por amor a mis hermanos, saber cuál es mi función y funcionar. Saber que no somos edificado escuchando mensajes, escuchando sermones, no somos edificados leyendo libros, somos edificados en una convivencia en una relación en una unidad los unos con los otros, ayudándonos mutuamente los unos a los otros. De esa manera somos edificados. 


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