
Hacer Discípulos – 9
Una pregunta que surge muchas veces es que enseñar al hacer discípulos. Básicamente en el ministerio de Jesús y también de los apóstoles se destacan dos aspectos de la Palabra: Prédica y Enseñanza.
«Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.» (Mt 9:35; Mt 4:23)
«Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.» (Hch 5:42)
KERIGMA: es la palabra griega para prédica o proclama. Su contenido es la Verdad. Revela la persona de Cristo y su obra. Requiere de nosotros fe.
DIDAKÉ: es la palabra griega para enseñanza o doctrina. Su contenido es Mandamientos. Revela la voluntad de Dios. Requiere de nosotros obediencia.
Pues entonces, en el ministerio de Cristo siempre hay Kerigma y Didaké. Es decir, Proclama y mandamientos. Jesús en todo lugar proclamaba las verdades del Reino de Dios, y enseñaba cómo vivir en el Reino de Dios.
Entonces como hemos visto anteriormente el Señor nos envió a Hacer Discípulos, no nos envió meramente a predicar un evangelio que hace creyentes. También vimos que un discípulo es un seguidor de Jesucristo, que se niega así mismo tomando su cruz cada día. Es alguien que vive la Palabra de Dios, alguien que pone por obra los mandamientos de Cristo.
El Señor Jesús claramente nos instruye que la manera de hacer discípulos es «enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado» (Mt 28:20). Entonces, a la hora de hacer discípulos, debemos enseñar:
- Que pongan en práctica, que vivan, que encarnen la palabra, los mandamientos de Jesús. No es meramente dar un estudio bíblico. Es instruir y luego acompañar, ayudar a que esa instrucción se ponga en práctica.
- Todas las cosas. No podemos quedarnos con partes, sino tenemos que enseñar todas las cosas que Jesús mandó, es anunciar todo el consejo de Dios. Es un paquete concreto de enseñanzas.
- Las cosas que Jesús mandó. Para aprender a vivir en la nueva vida del Reino de Dios, debemos aprender los mandamientos de Cristo. No otra cosa. Tan solamente las enseñanzas de Jesús (y los apóstoles). Pues entonces nos concentramos en esto.
Resumiendo la Enseñanza
Podríamos afirmar a modo de resumen, que básicamente toda la Didaké, es decir, todos los mandamientos de Cristo se encuentran resumidos en 10 capítulos del Nuevo testamento: Mateo 5, 6 y 7; Efesios 4, 5 y 6; Romanos 12, 13, 14 y 15. Concretamente son enseñanzas en forma de mandamientos que nos instruyen para vivir la nueva vida en Cristo.
Pues entonces, no debemos enredarnos demasiado con tantos “estudios bíblicos“. El Evangelio es sencillo. No hace falta ser doctos, ni muy sabios para ser y hacer discípulos.
Como Jesús y los apóstoles, nosotros también debemos predicar a Jesucristo, debemos proclamar su obra en la cruz, su resurrección, su Señorío. Concretamente debemos anunciar las Buenas Nuevas del Reino de Dios. Y a los que aceptan a Cristo como Señor de sus vidas debemos enseñarles a vivir en el Reino, debemos adoctrinarlos sobre la nueva vida en Cristo. Debemos enseñar todos los mandamientos de Jesús. No es enseñar a que conozcan la Biblia, sino a que vivan la Palabra de Dios.
La Importancia de la Repetición
Una vez enseñado todo el consejo de Dios, no hay que inventar más nada. De la misma manera que lo hacia el apóstol Pedro debemos seguir con las mismas enseñanzas. Decía, aunque vosotros las sepáis y estéis confirmados en la verdad, no dejaré de recordaros siempre esas cosas. Aun mas, dice que procurará con diligencia que recordéis todas estas cosas aun después de su partida. Cuanta insistencia!
«Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.» (2 Pe 1:12-15)
También el apóstol Pablo insiste en escribir las mismas cosas alegando que no le es molestia hacerlo y que además para vosotros es seguro.
«A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.» (Fil 3:1)
Entonces, como iglesia debemos predicar y enseñar la totalidad de lo que Cristo y los apóstoles nos legaron. Sin modificaciones, disminuciones ni agregados. Y luego, no tengamos penas de repetir las mismas cosas porque esto es bueno y nos ayuda a permanecer en la sana doctrina.

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