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Nueva Identidad en Cristo

Una de las cosas más importantes que hemos recibido de nuestro Señor, por medio de su obra en la cruz, es nuestra nueva identidad en Cristo.  

Desecha la Mentira 

«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.» (Ef 4.22-25)

 Al enemigo no le creas ni cuando te dice la verdad

Cuando el diablo tentó a Jesús siempre le dijo verdades. Aunque siempre son verdades engañosas, con trampas, para que caigas en sus artimañas. La muchacha con espíritu de adivinación hablando acerca de Pablo y sus colaboradores decía verdades. (Hch 16:17-18)

Lo Que Éramos y Ya No Somos  

Estábamos muertos, éramos por naturaleza hijos de ira

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«Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.» (Ef 2.1-3)

Estábamos destituidos de la gloria de Dios

«por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» (Ro 3.23)

Éramos lo necio, lo débil, lo vil y menospreciado de este mundo

«...sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.» (1 Co 1.27-31)

Estábamos bajo maldición

«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero.» (Ga 3.13)

Estábamos viciados y corrompidos

«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos.» (Ef 4.22)

Éramos impíos e injustos

«Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.» (Ro 1.18)

Limpios por la Palabra 

«Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.» (Jn 13.10)
«Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.» (Jn 15.3)
«Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.» (Hch 10.15)

Por esta razón es de suma importancia que conozcamos bien la Palabra:

«La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros» (Col 3.16)
«Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.» (2 Tim 2.15)

¿Qué dice Dios de ti? 

Esto es lo importante y fundamental.

Cuando tengo bien claro quién soy a la  luz de la Palabra no necesito escuchar supuestas verdades de otros. No me afectan las mentiras que puedan decir acerca de mí. Pues, mi identidad, autoestima y aceptación están fundadas en Cristo que es la Roca firme.

Lo que Dios dice de nosotros es la verdad, y la verdad nos hace libres. Esa revelación de Dios a nuestras vidas nos hace libres de la necesidad de ser reconocidos, de sentirnos queridos o aceptados. La aceptación que buscamos es la de Cristo y no de los hombres. Y resulta ser que la Palabra nos revela que Cristo nos ha aceptado y su amor no deja de ser.

Pues entonces, no necesitamos más! Lo tenemos todo en Cristo. Lo que somos, lo somos en Cristo. Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece (Fil 4:13). Él es mi razón de existir. Es todo para mí. Él es todo lo que necesito y lo que necesito lo tengo en El y por El. Fuera de Cristo no soy nada, ni tengo nada.

Todo lo Tengo en Cristo

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«Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos» (Hch 17.28)
«Para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.» (Fil 1.21)
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» (Ga 2.20)

Ahora somos siervos de Cristo, por esto no buscamos el favor de los hombres, ni buscamos agradarnos a nosotros mismos.

«Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.» (Ga 1.10)

¿Quiénes Somos? 

Ya no somos los mismos de antes, Cristo transformó nuestras vidas. Nos hizo nacer de nuevo, somos nuevas criaturas, tenemos una nueva identidad. Entonces, para que tengamos un buen conocimiento de nuestra nueva identidad debemos hacernos las siguientes preguntas y buscar en Dios y en su Palabra las respuestas. Por ejemplo: ¿Quién soy? ¿Quién es mi Padre? ¿Quién es mi familia? ¿Cuál es mi oficio? ¿Cuál es mi nacionalidad? Y se le puede agregar: ¿Qué idioma hablo?

El tener un conocimiento apropiado y completo de estas cosas, ayudarán ampliamente a la formación de nuestro carácter. Y por supuesto nos darán una conciencia clara acerca de nuestra propia identidad. Esto es de suma importancia para el desarrollo de nuestras vidas y ministerios.

Nueva Criatura

«De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.» (2 Co 5.16)
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.» (2 Co 5.17)
«Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.» (Ef 2.10)

Hemos nacido de nuevo en Cristo Jesús, estamos revestidos de Cristo.

«porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.» (Ga 3.27)
«y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.» (Ef 2.6-7)

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