Fundamentándonos con la palabra de verdad y la sana doctrina
«Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.» (Col 1.21-23)
En otros tiempos éramos extraños y enemigos de Dios y su reino. Ahora hemos sido reconciliados por Cristo, para presentarnos santos y sin mancha delante de Él. Pero para esto debemos «permanecer fundamentados y firmes en la fe; sin movernos de la esperanza».
«Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.» ( Ef 2.19-22)
Entonces ya no somos extranjeros, ahora somos miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo.
El apóstol Pablo vuelve a afirmar que él como apóstol experto en edificación puso el fundamento en la iglesia.
«Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.» (1 Co 3.10-11)
Nosotros la iglesia somos edificados sobre un fundamento sólido. Este fundamento lo ponen principalmente apóstoles y profetas.
«Para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.» (2 Pe 3.2)
¿Cómo nos fundamentamos?
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Señorío de Jesucristo (Fil 2.5-11)
El hecho de Cristo
Deidad, encarnación y centralidad de Cristo
Muerte, resurrección y ascensión
Regreso de Cristo
«Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.» (Tit 2.13)
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El Reino de Dios
El evangelio del reino
Entrada al reino –> Hch 2.38
El Propósito Eterno de Dios
Ro 8.29; Ef 1.4; Gn 1.26-28
La iglesia
¿Qué es iglesia? – Cuerpo, familia, pueblo, templo.
Relaciones por medio de coyunturas y ligamentos (Col 2.19; Ef 4.16)
Hacer discípulos (Mt 28.20)
Iglesia en las casas
Cuidar la sana doctrina
La sana enseñanza que nos transmitió nuestro Señor Jesucristo y completaron sus apóstoles. Debemos cuidar que la palabra de Cristo more en abundancia en nuestros corazones (Col 3.16), que pongamos por obra todos los mandamientos de nuestro Señor. De esta manera que permanezcamos en ella, fundamentándonos.
«Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.» (1 Tim 4.16)
«Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina… palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.» (Tit 2.1, 8)