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Dos Experiencias con El Espíritu Santo

experiencias con el Espiritu Santo
«Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.»  (Hch 2.38)

Entre otros muchos, este versículo nos revela que la experiencia con el Espíritu Santo es parte activa en la obra de salvación desde el mismo inicio. Como puerta de entrada al Reino de Dios se menciona, el arrepentimiento, el bautismo y el recibimiento del Espíritu Santo.

Relacionado a que el bautismo (en agua) es un acto espiritual concreto y no es simplemente un acto público, ni un simbolismo, recibir el Espíritu Santo es nacer del Espíritu y ambas experiencias son necesarias para el nuevo nacimiento.  

«Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Jn 3.5)

Veamos entonces la obra del Espíritu Santo en la vida del nuevo discípulo, desde el mismo acto de su nuevo nacimiento.

El Espíritu Santo Nos Sella

Sello de Propiedad

«el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.» (2 Co 1.22)

        (NVI) «Nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas.»  

Sello de Garantía
«En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.» (Ef 1.13-14)

      (v.14 NVI) «Fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblos adquirido por Dios, para alabanza de su gracia.» 

Sello de Redención  –  Sello de Salvación
«Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.»  (Ef 4.30)
¿Quiénes son sellados? ¿Cómo lo recibimos? ¿Cuándo?
«En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa…»  (Ef 1.13)

Cuando oímos y creímos, fuimos sellados. Este versículo nos deja bien claro que el acto de ser sellados por el Espíritu Santo ocurre inmediatamente al haber escuchado la verdad del evangelio y al haber creído en él. No hay mas requisitos que estos: oír y creer. En ese acto somos sellados por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo Nos Llena

Veamos un ejemplo en Éfeso

Leer Hechos 19.1-7

Pablo encuentra en Éfeso a “ciertos discípulos”. Debemos destacar que sí eran discípulos, eran seguidores de Jesucristo, creían en Él, en su resurrección  y le reconocían como Señor de sus vidas (Ro 10.8-9). Sabemos que para ser un discípulo es necesario fe, arrepentimiento, bautismo en agua y recibir el Espíritu Santo (Hch 2.38; Mt 28.19-20). Y como acabamos de ver, «habiendo oído… y habiendo creído… (fueron) sellados con el Espíritu Santo» (Ef 1.13). Tenían el sello del Espíritu Santo.

Pero la pregunta fue inmediata: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?

Quedaron sorprendidos y respondieron que no sabían nada de eso. Y que solo habían sido bautizados en el bautismo de Juan. Ante esto, Pablo les completa la enseñanza más claramente. La respuesta, a continuación…

«Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y hablaban en lenguas, y profetizaban.»  (Hch 19.5-6)

¿Entonces…? ¿Tenían el Espíritu Santo? Habían oído el evangelio, habían creído. Tenían cierto compromiso, se puede ver en que habían recibido el bautismo de Juan y por la respuesta inmediata de bautizarse en el Nombre de Jesús. También Lucas, en el relato, les llama discípulos. Entonces… Sí, tenían el Espíritu Santo.

Si habían creído y eran discípulos, ¿por qué Pablo les pregunta si habían recibido el Espíritu Santo cuando creyeron?

¿Puede ser que se refiera al bautismo del Espíritu Santo? Pues entonces, estaríamos hablando de dos experiencias con el Espíritu, la primera de sellado en la conversión y la segunda de llenado. (!?)

Veamos el ejemplo en Samaria

Leer Hechos 8.12-17

Felipe desciende a Samaria y predica a Cristo. La gente unánime, le escucha atentamente.

«Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.» (Hch 8.12)

Entonces, también en Samaria la gente escucha el evangelio, creen en él y se bautizan. Ya son discípulos. Estos fueron bautizados correctamente, en el nombre de Jesús.

Pedro y Juan, enviados por los apóstoles en Jerusalén, llegan a Samaria…

«…los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.» (Hch 8.15-17)

Si, estos en Samaria eran discípulos, habían sido bautizados, habían experimentado el nuevo nacimiento. Estaban sellados por el Espíritu Santo como garantía, para salvación. Entonces, ¿por qué los apóstoles vuelven a orar por ellos para que reciban el Espíritu Santo? ¡Ya lo tenían!

Pues entonces, estamos hablando de dos experiencias principales con el Espíritu Santo. Una en el nuevo nacimiento, cuando creen y son sellados. La otra es cuando son llenos del Espíritu Santo.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar entre una experiencia y la otra?

Si son dos experiencias con el Espíritu Santo, ¿cuánto tiempo tiene que pasar entre una y la otra? ¿Hay una tiempo determinado?

Veamos como ejemplo el caso de Cornelio y sus allegados. Hch 10.44-48

«Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.»  (Hch 10.44)
«Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.»  (Hch 10.46)
«Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús…» (Hch 10.47-48)

En este ejemplo vemos que los oyentes reciben el Espíritu Santo mientras oían el mensaje. Fueron llenos del Espíritu y hablaban en lenguas y magnificaban a Dios. Luego de esto fueron bautizados en agua. Claramente en este caso, como en otros, las dos experiencias pueden ir juntas en un mismo momento.

Veamos el ejemplo personal de Saulo de Tarso. Hechos 9.3-18

«Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.»  (Hch 9.17-18)

Saulo tuvo un fuerte encuentro con el Cristo resucitado. Creyó en Él y entregó totalmente su vida a su Señorío. Estuvo tres días sin ver, ni comer. Luego de esto, llega Ananías enviado por el Señor, imponiendo sobre él las manos recibe la vista y es lleno del Espíritu Santo. En este caso, claramente vemos que tres días transcurrieron entre un acontecimiento y el otro.

El ejemplo de los discípulos de Éfeso.

«Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo»  (Hch 19.5-6)

En estos discípulos de Éfeso no sabemos cuánto tiempo transcurrió entre ser sellados y el ser llenos del Espíritu. Como mínimo habían pasado algunos días.

Resumiendo, en algunos casos puede ocurrir ambas experiencias en el mismo momento, en otros casos transcurre algún tiempo entre una y otra experiencia. En nuestros días, muchas veces esto ocurre por falta de una clara enseñanza al respecto.  Pero, como veremos mas adelante, necesitamos ambas experiencias.

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