La Unidad de la Iglesia – 2
Más acerca de la Unidad de la Iglesia… Así como nosotros somos uno es como lo expresó el Señor.
«...que sean uno, así como nosotros.» (Jn 17.11)
«…que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti» (Jn 17.21)
Este es el secreto, la base y sustento de nuestra unidad. Es la forma, el cómo, de nuestra unidad. Este es el tipo de unidad que Dios espera de nosotros. No menos que esto. Debemos reflexionar acerca de la unidad de Dios para comprender nuestra unidad.

Así como el Padre y el Hijo son uno. Indivisible. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son un todo. La misma esencia, el mismo carácter moral. Contienen un mismo pensamiento, una misma idea y forma de pensar. Pero también tienen un mismo sentir, comparten un mismo sentimiento, una misma pasión. Son los tres iguales. Una misma cosa. De hecho no son tres, sino uno. Esto no es fácil de comprender humanamente, no tiene lógica, por eso es Dios. Ni siquiera tienen distintas formas de ser o de comportarse, como si uno fuera más amoroso, el otro más paciente y el otro más misericordioso.
Nunca jamás veremos a uno corregir al otro, ni contradecirlo, ni hacerle bromas que apunten a su personalidad o comportamiento. Nunca veremos que uno ignore a otro, o se desinterese del otro, ni aun cuando Jesús estaba en la cruz. Cuando Cristo clamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?», era el Hijo del hombre el que exclamaba, pero pudo soportar semejante vejación porque el Espíritu Santo estaba con Él y el Padre no estaba mirando hacia otro lado…
Dios es Dios. Son tres, pero no son tres, sino que es uno. Dios es Uno. Santo y perfecto. Dios es amor. Su esencia es amor. Todo Él es amor.
«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser...» (1 Co 13:4-8)
Tal Debe Ser Nuestra Unidad
«…como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti […] como nosotros somos uno.» (Jn 17.22)
Como el Padre «en» el Hijo y el Hijo «en» el Padre. El Padre contiene al Hijo y el Hijo contiene al Padre. Como el Espíritu Santo en el Hijo. Hay comunión pura, perfecta y total entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es una participación indivisible. Es una unidad completa.
Des la misma manera como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se aman y son Uno, así debe ser entre nosotros.

Temas relacionados