Ellos son mi prioridad!!!

Esta es la historia de dolor y angustia de un hombre al cual Dios le pide que sacrifique sus propios sueños. Mezclado con la satisfacción de la obediencia. El gozo de haber tomado la decisión correcta. La victoria de mantener a los suyos en unidad y creciente amor.

En verdad no ha sido una decisión fácil. He mantenido luchas internas por mucho tiempo. Dios ha tenido que mostrármelo de distintas maneras, hasta que finalmente creo que entendí su voluntad. El Señor esperaba una decisión de mi parte y yo esperaba que Él hiciera algo por mí.

Hay veces que como a Abraham, Dios nos da promesas que luego nos pide que sacrifiquemos… Qué difícil es comprender esto! Lo que Abraham había soñado y había esperado por muchos años, ahora debía sacrificarlo… Creo que es menos difícil sacrificar cosas por causa del pecado, por crecer en la santidad, por una mayor entrega y demás… Pero sacrificar los sueños… Es sacrificar tu presente y tu futuro. Quitarle los sueños a un soñador y visionario es como quitarle la vida… Alabado sea Dios que nuestras vidas no dependen de los sueños, sino de Jesucristo que es quien pone los sueños y los quita cuando Él quiere. Y eso está bien, porque Jesucristo es el Señor! 

En verdad Dios venía hablándome. Mientras yo buscaba una y mil formas de excusarme, también busque posibles soluciones. Y hasta me planteé un programa tentativo… Pero el Señor solo tenía un camino. Hoy alabo su amor y paciencia. Paso a paso me fue llevando por el camino del amor, hasta que me habló de sacrificio. Porque El amor es sacrificio! Quien te diga: «tú no tienes que hacer nada, Jesús ya lo hizo todo, Dios no quiere sacrificios»; te está mintiendo. El amor todo lo sufre, todo lo soporta. Así que mi Señor me habló de amor, me hablo de sacrificio. Cuando entendí que me pedía sacrificio y estuve dispuesto a hacerlo, entonces me dijo qué quería que sacrificara…: el hijo de la promesa! Que difícil! Como puede ser posible? Debe haber un error. No habrá otra opción? Entonces una vez más con voz muy tierna me preguntó: «me amas?»

El Amado me convenció que nuestras vidas están en sus manos. Él es el Señor de la obra y de nuestras vidas, nada escapa a Él. Cuán dulce es su presencia!!! Qué agradable sensación cuando uno se siente envuelto en los brazos de Aquel que todo lo sabe…

Tengo la sensación de haber aprendido una buena lección… Seguramente Isaac seguirá vivo, y engendrará a Jacob, y Jacob a multitudes… Los sueños de Dios finalmente se cumplen!

Heraldo, salva tu casa!

Qué difícil es caminar equilibradamente por la vida. Cuán fácil nos vamos de un extremo a otro cuando lo correcto es el equilibrio. Lo bueno es que en ciertos temas tenemos instrucciones muy precisas sobre lo que debemos hacer. Por ejemplo, el tan conocido orden establecido por Dios: «Primero Dios, luego la familia, después la obra».

Pero cuando tú eres una persona de fe, con un llamado muy claro y específico, y estás allí en el frente de batalla, conquistando territorios y sabes que Dios te lleva a más, que te ha prometido multitudes. Cuando tú eres alguien que no te dejas influenciar por las circunstancias, más bien te guías por la palabra y visión que Dios te dio… Uf, que difícil es comprender que todo esto está muy bien, pero hoy Dios te pide que regules tu atención, que hagas algunos ajustes necesarios para seguir avanzando, pero en el orden de prioridades establecido por Dios… Aunque cuando logras entenderlo y haces las correcciones apropiadas… Es un gran alivio! Qué bendición! Cuánta satisfacción!

No fue fácil para Dios convencerme de estas cosas. Durante un largo tiempo y a través de distintas situaciones fue mostrándome su voluntad. Más yo no entendía. En qué cabeza cabe que Dios te prometa a Isaac y luego cuando lo tienes te pida que lo sacrifiques. Imposible! Pero como Él es paciente como ninguno, seguía insistiendo. Finalmente cuando el tiempo se había cumplido, comenzó a hablarme con mayor claridad. Por un lado ver a uno de mis hijos quebrarse delante de Dios, cansado de soportar. Mi amada esposa que me ha acompañado hasta lo último, negándose a sí misma, y soportando hasta el cansancio. Y luego, mi otro hijo que sin manifestarlo pide atención, en un momento muy especial de su vida donde necesita la protección amorosa de su familia.

Con mis años de ministerio, he desarrollado la capacidad de escuchar a las personas más allá de las palabras. Muchas veces lo que decimos no refleja fielmente lo que hay en nuestro corazón, entonces es necesario tratar de escuchar lo que la boca no dice. Aunque esta vez me costaba escuchar hasta lo que se decía con voz clara y audible, por eso Dios me lo manda a decir por sueños (propios y de terceros). El me habló muy claramente, de noche y en sueños, pero con tanta claridad como si fuera ahora mismo, me dijo: «escucha el corazón de tu hijo». Luego, por otros medios me hace saber que el tiempo se había cumplido y era hora de salir. Con todo esto, aun no estaba del todo convencido. Será cabeza dura el hombre?!

A continuación Dios comienza  a ponerme pensamientos e inquietudes acerca de mi amada esposa. Una guerrera como pocas. Que con…ti tantos años aún sigue batallando con diferentes culturas e idiomas. Siguiéndome al paso de mi carrera por donde quiera que vaya. Ha sido (y sigue siendo) una herramienta fundamental en las manos de Dios para mi formación personal. Quien ha sido por más de 22 años (y seguramente seguirá siendo) el equilibrio en mi vida. También ejerciendo su don de madre hasta cuando duerme. Ella también ha venido clamando por un poco de estabilidad… entonces ahora de manera indirecta Dios también me decía: «escucha el clamor de tu esposa».

Para completar, el dolor del primogénito cargando con una enfermedad que no le pertenece. Quien a su manera, y sin saber cómo, clama sin palabras por el calor del seno familiar. Más que nada por cubrir la necesidad emocional y anímica de quien va solo por la vida cansado de luchar con ese gigante que todos los días sale a menospreciar y provocar a los hijos del Dios viviente. Ya con esto parecía que Dios me decía: «Cómo tengo que decírtelo? Escucha la necesidad de tu hijo».

Fue entonces cuando con absoluta claridad y ya sin poder seguir poniendo más excusas, Dios llamaba mi atención diciéndome: «Heraldo, Salva tu casa… no sea que habiendo sido heraldo para muchos, tú y tu casa vengan a ser eliminados…»

Pues sí, ya sin más excusas… caí rendido ante su firme pero dulce voz. Por amor debemos sacrificar aun hasta nuestros propios sueños. Por amor a Dios… amor a mi amada esposa… y amor a mis hijos que son mi proyección y mi gloria. Con todo mi corazón quisiera poder expresar lo que no alcanzan a expresar las palabras. Dios es mi Rey y mi todo. Y ellos son las tres personas más importantes de mi vida. Los amo…